¿Qué le pasó al cadáver de Einstein?
Cuando murió, en 1955, a pesar de ser judío (religión que prohíbe la incineración) fue cremado y sus cenizas se esparcieron en los jardines del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton, lugar donde había desarrollado parte muy importante de la su carrera.
Sin embargo, antes de que ello ocurriera, Thomas Stoltz Harvey, patólogo de la misma universidad, le quitó el cerebro para conservarlo e indagar las razones neurológicas de su genialidad.
Por otra parte, su oftalmólogo Henry Abrams le sacó los ojos al cadáver y los conservó en una solución especial dentro de una frasco almacenado celosamente en una caja de seguridad de Nueva Jersey.
"Cuando los miras, contemplas toda la belleza y el misterio del mundo" dijo Abrams.
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